Batallas
en Elsinore
(Una reseña
de Batallas en el Desierto y Elsinore: Un cuaderno)
Elsinore: Un cuaderno, fue
escrito por Salvador Elizondo en 1988, aunque siendo más exactos, podría
decirse que se trata más de un diario que de una novela en sí. La historia nos
narra cómo Salvador, siendo adolescente, fue enlistado en una escuela militar.
Pero a diferencia de los demás jóvenes que solían acatar las normas, él era un
muchacho rebelde, que gustaba de leer pornografía (o lo más parecido que
pudiera encontrar de eso) y que además, estaba enamorado de su maestra de
baile, la Señorita Simpson. Durante su estancia en la escuela militar tiene
diferentes aventuras, y finalmente, tras romper unas normas, tanto Salvador
como su compañero, Fred, escapan de la academia.
Tras esto,
los chicos deciden regresar después de que la tía de Elizondo llamara a la
escuela. Y si bien Salvadore nunca pudo confesarle su amor a la señorita
Simpson, al final logró tener un baile con ella.
Por otro
lado, Batallas en el Desierto, escrita
por José Emilio Pacheco en 1981 nos narra la historia de Carlitos, un niño de
ocho años que se enamora de la mamá de su mejor amigo Jim, llamada Mariana. La
trama, si bien algo corta, nos cuenta las desventuras que vive el niño después
de confesarle a la mujer su amor. Sus padres creen que fue su hermano quien le
llevó por malos pasos, lo mandaron a confesarse e incluso tuvo cita con un
psicólogo. Carlitos nunca comprendió cual fue su error, puesto que para él el
amor no debía de ser algo por lo cual se tachara de loco a alguien.
Tras
salirse de la escuela y continuar con su vida, el niño un día se entera que su
amada Mariana se suicidó tras una discusión con su amante, y que Jim se fue a
Estados Unidos con su verdadero padre. Nunca más volvió a saber de ellos o de
sus antiguos compañeros, y hasta el día de hoy (dentro de la cronología del
relato), él aún se sigue preguntando si Mariana realmente está muerta o viva.
Ambos
relatos nos narran las desventuras y sufrimientos que existen en el amor
(siendo más notable esto último en Batallas
en el Desierto); más sin embargo, se debe recalcar que ambos puntos de
vista sobre este sentimiento son completamente diferentes e iguales al mismo
tiempo. Por un lado tenemos a Carlitos, un niño inocente de ocho años que su
único pecado es haberse enamorado de la madre de su mejor amigo en la época
dónde se desarrolla la historia, y por el otro está Salvador, un adolescente
que se enamora de su maestra, aunque de una forma más erótica y superficial. El
amor de Carlitos era puro, como el de cualquier niño; el de Salvador era
apasionado y rebelde, como cualquier adolescente.
La época en
la cual se desarrollan los textos es después de la Segunda Guerra Mundial,
aunque los lugares son totalmente diferentes. Mientras que Elsinore está ambientado en Estados Unidos (un EUA con carteles
donde festejaban su victoria en la guerra, dónde la milicia era lo más
importante en la vida de un chico de 16-18 años), Batallas en el Desierto se encuentra en un México en sus primeras
etapas de modernización. La gente aún era muy religiosa y cerrada de mente
(como por ejemplo, cuando ven mal que una mujer trabaje para mantener a sus
hijos, o cuando la madre de Carlitos lo manda a la Iglesia para que se libere
de “sus pecados”). Se puede apreciar la diferencia de clases que hay entre
Salvador y Carlitos, ya que mientras uno es un chico que se la ha pasado en las
mejores escuelas y ha tenido entrenamiento militar, el otro es un niño de clase
media que es bastante amable, honrado y hasta cierto punto, inteligente (ya que
puede entender mejor que nadie ciertas cosas que pasan en su vida, por ejemplo,
el amor).
Las
lecturas de los libros son fáciles y llevaderas, y aunque no tienen el típico
guion largo para marcar cuando se habla o cuando no, se entiende perfectamente
cada vez que el narrador (el cual, en ambos casos, es el protagonista) recuerda
alguna conversación que tuvo durante la historia.
Sin
embargo, debo aclarar que para mi gusto, Elsinore
tenía momentos en los que no aclaraba cuando saltaba de un espacio/tiempo a
otro, por lo que a veces se volvía confusa la lectura y debías de regresarte
para entender mejor lo que quería decirte. Por otro lado, Batallas en el Desierto explicaba con mejor detalle los
acontecimientos y el paso del tiempo.
¿Y el
final? Es normal que todos esperen un final feliz para este tipo de historias,
y si bien Elsinore acaba bien (ya que
hay que recordar que es como una biografía del autor), Carlitos no tiene un
final como el de Salvador. Se entera de que su amada está muerta, y, según nos
ha dado a entender José Emilio, todo pudo haber sido un sueño desde el inicio.
Tal vez nunca existió Mariana, ni Jim, ni el profesor Mondragón o el pobre
Rosales. Tal vez aquel sueño fue lo
que causó que los padres del niño decidieran llevarlo con un especialista o con
el cura, pero eso es algo que nunca tendremos asegurado. El autor se ha
encargado de que el final quede a elección del lector.
Y aún pese
a los fallos narrativos de Elsinore,
las escenas de tensión realmente son un deleite. Imaginarse y saber la
desesperación o la adrenalina por la que tuvo que pasar Salvador hace que la
lectura sea llevadera y que sea un libro que puedas acabar en poco tiempo.
Si se
quiere pasar un buen rato disfrutando de una historia que te deje una pequeña
marca en el corazón (allí, dónde se te altera el sentimiento por las cosas que
Carlitos vive o por el deseo de saber si Salvador le dijo o no a la Señorita
Simpson de su amor hacia ella) tanto Elsinore:
Un cuaderno como Batallas en el
Desierto son los indicados. Pequeñas y trágicas (o no tan trágicas)
historias de amor que finalmente te sacarán una sonrisa o un suspiro, más el
deseo de seguir leyendo.
“El amor es una enfermedad en un mundo en que
lo único natural es el odio.”
Carlitos
(Batallas en el Desierto – pag. 53)